Escuchar es más que oír palabras, es abrir el corazón al otro. Cuando escuchamos de verdad, le decimos a la otra persona: “tu historia importa, tus emociones cuentan, tu voz tiene un lugar aquí.” Por eso, detengamos un momento el ruido interno y regalemos tiempo, presencia y comprensión. Porque cada vez que escuchamos con el corazón, tejemos lazos que fortalecen nuestras relaciones y recordamos que, en medio del ruido del mundo, todos necesitamos ser escuchados.
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